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Este artículo apareció en el blog Mamá Especial Cuenta Conmigo

No quiero ser Princesa, Quiero ser Presidente.

Cuando me quedé embarazada por quinta vez pensé que ya lo había visto todo, cuando supe que era una niña estaba segura de estar preparada. Qué ingenua era, mi quinta hija me dió lecciones apenas nació, primero por circunstancias del nacimiento, luego con su personalidad. Lucy me embarcó en una nueva mentalidad, me cambió la perspectiva que yo tenía acerca de las niñas. Acerca del género, las preferencias y gustos.

Cuando Lucy nació yo le tenía preparado vestiditos y peinados, tenía una cabellera de niña de concursos de belleza. Mi bebé me daba una alegría tremenda de sólo mirarla. Su personalidad fue expresándose casi inmediatamente. Qué niña más inquieta, a los 8 meses se salía del corral y nunca le gustaron los carritos de bebés, también se salía en pleno movimiento. Ella prefería caminar, no era ni un poco perezosa. En cuanto pudo elegir su ropa no usó más vestidos o faldas solo con algunas excepciones, incluso de niña le compramos una camisa con corbata, la usaba todo el tiempo! Desde que pudo elegir sus regalos nos pedía monster trucks y carritos, trenes o aviones y nosotros se los comprábamos. Sabes por qué? Porque respetamos sus  preferencias y su personalidad. Pero esto no pasa en todas las familias. Sé de familias que tratan de cambiar este tipo de niños o jóvenes imponiéndoles reglas injustas y hasta castigos.

No quiero ser Princesa, quiero ser presidente. 

Una vez caminando con Lucy cuando tenía como 4 años y le sugerí que para Halloween usara un vestido de princesa me dijo “Si te gusta tanto el traje de princesa, úsalo tú mamá” y eso me quedó grabado, ella estaba segura de su preferencia por qué era tan difícil para mí entenderlo? Es lo mismo que les pasa a otros padres, no pueden entender estos niños con mentes abiertas, con otro punto de vista. el mundo no se divide entre Princesas y Reyes ni tampoco en rosa o azúl. Existen toda una gama de colores en el arco Iris y por eso es tan bello, por qué no apreciarlo?

Estamos educados en moldes pero no todos encajamos.

En mi caso siempre me gustó el arte y las manualidades. Cuando estaba en la secundaria me hubiera encantado cambiarme de escuela a una técnica, donde podía seguir arquitectura o ingeniería y nunca lo hice. En esos momentos las escuelas técnicas eran en su gran mayoría cursadas por varones, me iba a sentir sola en ese ambiente. No por reclamar pero tal vez si mis padres me hubieran impulsado a seguir mis sueños me hubiera cambiado de escuela sin mayor drama. Ese es lo que no quiero que pase con mis hijos, tanto mis hijas mujeres como mi hijos varón. Sigan sus sueños, experimenten, no se detengan por las etiquetas que les quieran imponer. Es más, me cansa ver que todavía se le asigna a las niñas el papel pasivo de la sociedad, ser bellas, discretas como una princesa. Cuanto potencial desperdiciado en nuestra sociedad tenemos todo al revés, nos faltan mujeres en lugares importantes como en el gobierno, que hagan leyes que nos representen, en los niveles de liderazgo dirigiendo corporaciones en la dirección de hospitales y en muchas otras organizaciones donde se necesita nuestro punto de vista que hasta hoy se ha venido conteniendo en vez de ser escuchado o tenido en cuenta. Si se tuviera en cuenta este mundo sería totalmente diferente. En nuestra sociedad sobran los concursos de belleza y las mujeres bellas en las tapas de las revistas, es tan anormal que las mujeres lleguemos a puestos importantes que cuando sucede es noticia. Nos falta representación en las entidades gubernamentales. Cómo sería nuestra sociedad si esto fuera diferente? Sólo un %20 de mujeres en el senado de nuestro congreso. Ni hablar de la diversidad étnica!

Está demostrado que en las sociedades en donde la mujer se educa la comunidad entera cambia para mejor. El impacto de la educación de las mujeres o el acceso al mercado laboral cambia todo su entorno. Las mujeres sabemos lo que necesitan nuestras familias y por ende nuestras comunidades, en todos los sentidos, salud, educación y vivienda entre otras necesidades. Las mujeres que gracias a sistemas de guarderías y asistencia social podemos salir a trabajar mejoramos el nivel de vida de nuestra familia y las chances de educación terciaria de nuestros hijos, haciendo un impacto positivo en las generaciones venideras.

Una vez vi una remera que decía

” No quiero ser princesa, quiero ser presidente”

Y eso se me quedó grabado en mi mente, haberlo visto antes, cuando era pequeña. Contestar a las profesoras y defender mis derechos de estudiante no hubiese sido una hazaña, hubiese sido algo normal. Soy mujer y por eso gano menos que los hombres que hacen mi trabajo, hasta hombres quieren decidir mi derecho a la reproducción o a elegir mis opciones de anticoncepción. Según mis ingresos mi familia está condicionada a su educación y por ende a su futuro financiero. Si es así la sociedad que tenemos, no es por culpa de los hombres es porque la mayoría de las mujeres nos quedamos esperando como toman decisiones que nos afectan a nosotras directamente.

Si de chica hubiera visto películas de princesas pero con la aclaración; juega como princesa pero recuerda que no tienes que esperar por un príncipe azúl para empezar a vivir tu vida. O “no tienes que esperar que un príncipe te despierte con un beso”, O “no porque eres mujer tienes que limpiar la casa”. En cambio para mis hijos todos los días les recuerdo que van a ir a la Universidad (no sé cómo, pero van a ir), que dependen de ellos mismos y que tiene que buscar lo mejor para ellos y sus pares. A mis hijos les enseño a valorar sus derechos, defenderlos y por sobre todo que los usen. Por ejemplo, el derecho a votar a participar de las decisiones de sus comunidades, exponer sus puntos de vista y escuchar a los demás.

A mi hija Lucy le diría, “Es verdad mi amor, no tienes que ponerte el traje de princesa, tú eres mucho más que eso”.


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