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Limpiar nuestra agua, nuestro aire y nuestra tierra donde más se necesita

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Comencé en Earthjustice hace cinco meses, después de haber trabajado en la Administración de Obama como asesora del administrador de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, Environmental Protection Agency). Mi trabajo consistía en asesorar a la EPA en cuanto a asuntos de justicia ambiental, que incluían trabajar con comunidades de color y comunidades de bajos ingresos y tribales, que luchaban para que sus comunidades fueran más saludables. Para ello, intentaban reducir la injusta carga de toxinas y sustancias peligrosas que contaminaban su aire, su agua, su tierra y sus cuerpos. 

Estas comunidades agobiadas están luchando intensamente, pero a veces carecen de los recursos, la capacidad y el acceso al poder que otras comunidades pueden dar por sentado. Sus comunidades, como muchos barrios del Bronx, N.Y., donde viví durante mi infancia, estaban agobiadas con vertederos, estaciones de transferencia de residuos, refinerías, plantas de energía e innumerables fuentes de contaminación por razones que tienen mucho que ver con las razas y las clases.

Tuve la suerte de trabajar para una administradora de la EPA que creía en elevar la justicia ambiental a cada aspecto de la agencia. La administradora Lisa Jackson diría: "La justicia ambiental es el asunto pendiente de la EPA". Su objetivo claro era tomar el trabajo que la EPA ha realizado para reducir la contaminación del aire y del agua, para limpiar las propiedades contaminadas tóxicas y los sitios del Superfondo, y garantizar que las protecciones estuvieran disponibles de forma equitativa en las comunidades formadas por negros, latinos, nativos americanos y en las de bajos ingresos.

Con los años, he aprendido que debemos pensar en el medio ambiente y en la forma en la que impacta en la vida de las personas. En Earthjustice, donde dirijo la cartera Comunidades saludables de la organización, busco observar las comunidades con un enfoque holístico y pensar en identificar los distintos caminos para mejorar la calidad de vida. Podemos aprovechar las distintas herramientas legales, de defensa pública y legislativas para apoyar a las comunidades que están luchando por un mejor cumplimiento de la Ley de Aire Limpio, la Ley de Agua Limpia y de otras protecciones ambientales federales que fueron creadas para proteger a todos, no solo a los que tienen más acceso a abogados y funcionarios electos.

Creo que es fundamental que examinemos todos los aspectos sobre cómo vive una comunidad y cómo interactúa con el medio ambiente para que podamos llegar realmente a un lugar donde todos se beneficien de una comunidad limpia y saludable y, definitivamente, más sostenible y resistente.

Desde luego, hay mucho por hacer.  Seguiremos enfocando nuestras prioridades en el aire limpio y trabajaremos con las comunidades para que las reglas de contaminación tóxica del aire para las refinerías de petróleo sean lo suficientemente estrictas como para que las comunidades que viven junto a esas refinerías estén protegidas.  También trabajaremos con los grupos locales para garantizar la implementación de esas reglas que son verdaderamente la mayor protección para las comunidades.

Vamos a seguir trabajando sobre las prioridades del agua limpia que tenemos: trabajaremos con las comunidades de Appalachia para combatir los estragos de la eliminación de las cimas de las montañas.  Estamos trabajando para proteger y mejorar las condiciones de nuestras cuencas hidrográficas, como la bahía de Chesapeakeel Estrecho de Puget y el lago Tahoe, y estamos haciendo un trabajo importante en Florida, incluido el Everglades, para detener las aguas residuales y la escorrentía agrícola ocasionada por los daños en las vías navegables. 

Seguiremos siendo aliados de los trabajadores del campo y de otros grupos para reformar las leyes que se han quebrantado y reglamentar el uso de químicos, especialmente los químicos más peligrosos y las sustancias más nocivas, como los retardadores de llama, los pesticidas dañinos y el combustible de aviación, que siguen teniendo plomo. 

En las áreas urbanas de los EE. UU., la gente sigue viviendo con altos niveles de contaminación y riesgo tóxico excesivo, y es bastante evidente cuando visitamos sus barrios que podemos mejorar esa situación. Contamos con la tecnología, la innovación y los recursos para descifrar cómo reducir esas cargas y brindar mejores beneficios ambientales y, definitivamente, resultados más saludables. 

Sin embargo, el trabajo no es fácil. Generalmente, las organizaciones de justicia ambiental y Earthjustice se enfrentan a intereses corporativos poderosos que priorizan las ganancias sobre la salud pública mientras que gastan millones para debilitar y bloquear las reglamentaciones ambientales sólidas.

Como nación, no debemos aceptar las grandes disparidades de salud que hay entre las comunidades que están agobiadas por la contaminación y las que poseen más privilegios. Pero esta falta de equidad existe y eso es lo que me moviliza: la oportunidad de mejorar realmente la salud de nuestras comunidades y las vidas de nuestros niños. Si, como nación, creamos comunidades saludables para todos, me quedaré sin trabajo y estaré más que feliz de buscar una nueva línea de trabajo porque el objetivo que tengo ahora se habrá cumplido.


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